La sexta edición for real de Paral·lel Festival —recordemos que nos quedamos sin celebrarlo dos años, y tuvimos que contentarnos con la online edition— tuvo lugar el primer fin de semana de septiembre de 2023.

Más allá de su line-up, coherente respecto a la filosofía del festival, a pesar de ser la edición con lluvias más inoportunas, y dejando de lado debates interminables como el de si la sonorización fue inmejorable o podría haberse afinado más, sí, muy por encima de todo eso, la conclusión ineludible y necesaria tras pasar los tres días y dos noches en las alturas de Port del Comte es que Paral·lel Festival mejora en cuanto a organización, servicios ofrecidos, despliegue de medios para la comodidad de los asistentes y, quizás incluso más importante que esto, reúne (y une) a un millar (i escaig) de asistentes que acuden al festival casi religiosamente, buscando tanto el lado musical como el contacto humano, así como la desconexión de sus respectivas ciudades en las que lo más cercano a Paral·lel es el parque donde pasean el perro.

Quizás recuerdes vagamente las crónicas de Paral·lel Festival de un (todavía relativamente) joven Vanity, empezando por una comedida pero positiva valoración de la primera edición del festival, en 2016, publicada en Vicious Magazine por aquel entonces. Puede que recuerdes una entrevista a la que le tengo especial cariño, a un (realmente) joven Luigi Tozzi que comenzaba a despuntar. Quizás te petó tanto la cabeza como a mí el set de Yuka de 2017, que tuve la suerte y el placer de compartir en exclusiva. En cuanto a crónicas, junto a las anteriores, creo que la más salvaje y enérgica que he escrito ever es la de 2019, en la que, entre muchos otros detalles, el espectacular cierre de Donato Dozzy provocó la gestación de la leyenda (basada en hechos reales) de que un cierre de Paral·lel podía llegar a ser tan intenso, fascinante, deseado, esperado y comentado como el de cualquier festival masivo o club de referencia, sin importar su localización around the world.

Llegó la pandemia, y Paral·lel, como tantos otros festivales o clubes, atravesó una sequía bastante desagradable. Entre varios asuntos, sus organizadores tuvieron que buscar otra localización. Por fortuna, el festival estaba suficientemente establecido y las ediciones previas a la pandemia habían resultado exitosas y sin conflictos relevantes que pudiesen poner en riesgo el aterrizaje del festival en otro lugar. Si no hay mal que por bien no venga, este cambio forzado desembocó en un verdadero upgrade en cuanto a la location que, coñas a parte, tienes también en Google Maps, buscando Telecadira del sucre, posiblemente, el Telecadira más Techno de mundo, y a un nivel de glamour alternativo que poco o nada tiene que envidiar a la calle con más curves del mundo.

Es posible que, tras leer esta introducción hecha desde la distancia (temporal y física) respecto a la última edición de Paral·lel Festival de este 2023, en la que a) todavía no he mencionado siquiera el line-up y b) tampoco he hecho ni el intento de transmitir detalles de cómo se desarrolló el festival en sí, te preguntes si este año, a diferencia de los anteriores, tengo algo interesante que contar o sencillamente esto va a ser una chapa soporífera e innecesaria. Non ti preocupare, este año, justamente a diferencia de las crónicas y contenidos anteriores, como la entrevista a Deniro, que grabamos en directo después de su set en Paral·lel Festival 2023, y que puedes leer junto a su sesión, intento responder de manera no categórica ni esencialista (puede haber un montón de puntos clave más, igual o incluso más importantes) a la pregunta:

¿Cómo y por qué Paral·lel Festival ha logrado ganarse un pedazo de heart de tanta gente que adora el festival y se ocupa de ir, repetir y provocar un sold out con meses de anticipación?

1. Fieles a una idea

Que ha resultado ser ganadora.

No nos engañemos, en 2016, cuando Paral·lel Festival anunció la primera edición, el recibimiento por parte de la escena local y española fue más bien de escepticismo o, en todo caso, debido a los limitados recursos con los que lxs organizadorxs contaban, quizás los anuncios no pudieron tener el alcance que hubiesen deseado. Gracias al Beat, aquella edición reunió a la crew suficiente para poder tirar adelante una segunda edición, superando en el second round las cifras de la primera edición, pero todavía algo lejos del sold out. Si no hubiese sido por un público internacional, posiblemente más maduro a nivel musical y especialmente habituado a viajar en busca de line-ups atractivos y sugerentes del mundo del ambient, el techno y el dub techno, el festival no hubiese logrado llegar a esa cifra para cubrir los gastos suficientes y poder enfocar el 2017.

No os engaño, si no hubiese sido porque recibí un afectuoso mail por parte de prensa del festival, lectores de mis artículos en eldiario.es, quizás yo también hubiese sido lo suficientemente imbécil como para dejar pasar los días, y despertarme con la fecha de la primera edición en el pasado, habiéndomela perdido tontamente y sin poder volver atrás. Por suerte, no fue así.

Citando directamente el texto compartido por Paral·lel Festival en la primera edición de 2016, queda bastante clara la idea:

Paral·lel Festival is a new electronic music festival which will take place from 2 to 4 September in the mountains surrounding the town of Guardiola de Berguedà (Barcelona). The festival is a project of the cultural association Owling Events.
Performances will be divided into three acts: prologue (Friday 2nd from 7 pm till night), tale (Saturday morning till night) and epilogue (Sunday morning until 7 pm). A 40-hour trip with a unique musical selection of artists who will perform in a single stage so that everyone shares a unique common experience.*

*Las palabras en negrita las he marcado yo, señalando claramente las ideas iniciáticas del festival, vigentes a día de hoy.

Por aquel entonces, Paral·lel Festival comunicaba en inglés, apostaba por un line-up más conocido fuera que en casa (público internacional) y, de un plumazo salía tanto de las ciudades, reventadas de festivales, como de la obsesión por los múltiples stages, que no dejan de ser festivales paralelos (nunca mejor dicho), fuente de estrés, una manera de crecer sí o sí y, especialmente, hay quienes lo comparan con una vaga sensación de "centro comercial musical".

Como cierre a este punto, sobra decir que, el hecho de que desde la organización hayan limitado el crecimiento del festival de manera férrea, ha logrado mantener el espíritu inicial de festival 'íntimo y cercano'.

2. Ambient, tan importante como el techno

Empezar el día en Paral·lel Festival es una delicia, y no una turra decadente.

Recuerdo incluso haberlo citado en una crónica anterior, el comentario de una amiga respecto a lo bonito que es levantarse en Paral·lel Festival con una música de fondo entre etérea, mágica y absorbente, que no tiene beat, que te encandila, que te lleva, que te acompaña, que incluso te hace sonreír a pesar del frío o el siempre posible mal tiempo in da mountains. Mientras que la mayoría de festivales al uso rehuyen de lo pausado y no adrenalínico, llegando a programar decenas y decenas de horas de turra technera más o menos hipertrofiada y, en muchas ocasiones, forzada, en Paral·lel saltaron al vacío y se atrevieron con programar ambient una parte del día, en concreto durante las primeras horas del día, con un nivel de artistas a la misma altura y con el prestigio equivalente al de los que tienen un perfil más de baile, techno, para entendernos.

En la imagen se puede apreciar una primera fila de festivalerxs disfrutando, sentados (con sillas que han colocado ellxs mismxs, sin que nadie les haya impedido hacerlo, ni dicho nada negativo ni relativo al control u orden que se debe mantener con ciertos objetos del festival, cosa muy, muy de agradecer), quizás con el mismo entusiasmo pero sin baile, de un delicioso set de ambient, como este de Guillam que tuve la suerte y el placer de poder compartir desde Vanity Dust.

Guillam @ Paral·lel Festival 2019.

3. Comunidad

Paral·lel crió el concepto, ellxs se juntaron.

Recuerdo conocer personalmente a parte del equipo de Monument, antes de haber lanzado su propio festival con un concepto parecido, en Paral·lel Festival. También a mi actual, increíble y unique compañera de piso con la que fluimos, sorteando los vaivenes de la vida, desde hace ya un año, en UFO Sanctuary, nombre en código de nuestra localización barcelonesa. Por supuesto, también he descubierto y entablado relación con artistas que me han cambiado la vida, musical y personalmente, que han impulsado, posteriormente, Dust Trax, y también me han bancado en mis peores momentos de los últimos años.

En otras palabras, más allá de divertirte como un niño en un parque de atracciones versión techno-pureta, en Paral·lel Festival puedes encontrar muchxs afines entre los asistentes regulares al festival. Técnicos de sonido, ingenieros de audio, productores, promotores, clubbers. De hecho, hasta puedes encontrar una petición de mano en directo, como ocurrió esta pasada edición de 2023.

Además del ambiente festivo que se respira, obviamente, desde el minuto 0, en Paral·lel la gente va a divertirse en un modo más holístico que el de mero consumidor, y parte de ello es la conexión entre unxs y otrxs que se genera de forma más o menos espontánea, natural, amigo del amigo de la amiga del cual. Porque, cuidado, si bien hay una serie de actividades para profesionales en Paral·lel Festival (talleres, cursos, etcétera), tampoco nos flipemos, Paral·lel Festival no es otro reducto de motivados del networking en un sentido estricto, eso lo dejamos para lxs que babean con el Mobile World Congress y celebraciones capitalistas y ferias de consumo al uso, y punto.

En Paral·lel, a fin de cuentas, celebras que sabes bastante a lo que vas, rodeado de gente con la misma ilusión y ganas que tú (y/o similar!), y posiblemente con experiencias en clubes, o escuchando a ciertos artistas, que es fácil de asemejar y con la que empatizar fuertemente, si hay ganas de más.

No es que Paral·lel sea, exagerando, una gran familia bien avenida, tampoco es eso, sencillamente se trata de un grupo enorme, variable y creciente de gente que sabe que, durante esos tres días al año, tiene un pedacito de buenas vibes y una potente apuesta musical, sin importar, demasiado, lo que ocurre o deja de ocurrir en el resto del mundo. En pleno 2023, intentad ponerle un precio a eso, ni que sea en crypto bro. ¿Imposible, verdad?

Nos vemos en 2024.

4. Mejorando, siempre.

A poc a poc, però a bon ritme.

¿Pensabas que me había dejado el cuarto punto, tan pájaro crees que estoy? No, al contrario, ya que este punto es realmente importante. Esther, Amat, Patricia, Jordi y Félix son el equipo actual que lleva adelante Paral·lel Festival, un festival que poco a poco, no sin asumir ciertos riesgos —desde quedarse sin localización por motivos ajenos a su plan hasta atravesar la horrible e incierta pandemia—, va logrando desprenderse de las buenas pero precarias intenciones para ir desplegando, y la pasada edición 2023 en especial, una estructura de producción rigurosa y mucho más organizada.

Barras profesionales, buena señaletica, agua potable, un line-up de primer nivel, sonido realmente contundente, mejor iluminación, una app que centraliza los pedidos y compras de los asistentes de manera que el festival es plenamente cashless y eficiente... Si no te metes en uno, no sabes lo carísimo que es intentar organizar un festival, y desde fuera puedes pensar que cualquier tinglado montado es cosa de dos días, que tú lo harías mejor, y blablabla.

Si estuvise en la primera o la segunda edición, recordarás que la máquina de café aparecía por la mañana de peras a cuartos, que apenas se servían algunas cosas de desayuno, que el agua de las duchas era casi una quimera y que la iluminación mejor se la dejábamos a los budistas. Es cierto, es así y, en el mundo en el que vivimos, ya es mucho: porque invertir en artistas, vuelos, alojamientos, transporte, alquiler del espacio, infraestructuras, es una verdadera sangría que Jordi, Patricia y Félix, detrás del proyecto desde el primer año, asumieron jugándose tiempo, energía y, efectivamente, dinero.

En este sentido, sin tener la más mínima intención de hacerles parecer héroes, desde este humilde Digital Speakers' Corner del Beat, puedo dar fe de las interminables horas de insomnio, los incontables imprevistos, las tensiones de última hora, los marrones por doquier y un sin fin de contratiempos que los impulsores de Paral·lel han tenido que pilotar, año tras año, hasta poder empezar a respirar de una manera un poco más sosegada.

Por ello, y porque les conozco desde la primera edición, es preciso reconocerlo: hay un constante esfuerzo y una voluntad firme que al fin ha cristalizado en un festival que puede mirar a Europa y a otros continentes sin sonrojarse por ser el último de la fila.

Con estas cuatro claves, que podríamos seguir ampliando hasta el amanecer, mi mayor deseo festivalero para tu 2024 es que, si no has pisado un Paral·lel todavía, te plantees estar al loro de cuándo salen las entradas de la próxima edición y pises, por vez primera, el festival. Quizás no te cambie la vida, quizás creas que hace mucho frío o que no hay para tanto si esperas una especie de Burning Man a la catalana pero, más allá de cualquier expectativa desmedida o simplificadora de lo que es un festival exigente (Port del Comte no es el Caribe), con actitud, mente abierta y ganas de dejarte llevar por las energías que emergen año tras año, a modo de ritual, entre todxs, pongo la mano en los altavoces que este festival tiene, también para ti, algo singular y potente que transmitirte (eso sí, no olvidemos que ir a un festival buscando una revelación es como entrar en Tinder pensando en la boda, you know).

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